De nuevo, como cada verano, vuelve El Cronicón de Oña. Una cita de cuya consolidación da fe el número de la edición que comienza: nada menos que la 32 

El alcalde de la villa oniense, Arturo Pérez, se muestra profundamente satisfecho de la evolución de este festival y de su incuestionable conversión en uno de los más importantes eventos del estío burgalés. 

“El escenario en el que se desarrolla es por sí garantía de éxito. Si a ello le sumas una implicación vecinal inigualable, el resultado es una gran acogida: propios y foráneos llenan cada año la localidad. El esfuerzo no puede contar con mejor recompensa”, explica el regidor.

Un año más quienes asistan podrán vivir la teatralización de la fundación del monasterio de Oña por el conde Sancho García, en 1011, dentro del contexto de la formación del Condado de Castilla y de su conversión en Reino.

La representación teatral se realiza en el altar mayor de la iglesia de San Salvador, junto a los panteones de reyes como Sancho III el Mayor de Navarra y Sancho II el Fuerte de Castilla, en el mismo lugar donde oraron los monjes benedictinos durante la Edad Media.

El espectáculo se apoya en los efectos de luz y sonido, conjugados de forma magistral, para crear tensión y conceder protagonismo a la belleza de la capilla mayor como marco de esta representación medieval. 

Como se ha citado, uno de los aspectos más destacables es que quienes actúan son vecinos y vecinas del pueblo. Más de un centenar de personas toma el escenario para representar su papel -por ejemplo- de reyes, condes, soldados, y otras tantas personas se encargan de organizarlo, el montaje del escenario, el vestuario o peluquería.

El Cronicón de Oña se estrenó en 1988 y desde entonces goza de una gran proyección que durante los años no ha hecho más que aumentar.