El cese de la actividad del barco turístico de San Carlos de Abánades, que nació sin informes técnicos ni económicos, era el final esperado por el PSOE desde el principio, según la diputada provincial socialista Purificación Rueda. Recuerda que el PSOE se opuso a este proyecto y advirtió de que estaba abocado al fracaso. Ahora asegura que “el tiempo nos ha dado la razón, porque la iniciativa ha fracasado y solo ha supuesto un despilfarro de fondos públicos para esta Diputación”.

 

La Comisión de Cultura que ha celebrado esta semana la Institución provincial burgalesa ha aprobado, con la abstención del PSOE, la extinción de los servicios de este barco en el Canal de Castilla. Es la decisión por la que ha optado el equipo de Gobierno provincial (PP), después de aprobar en el Pleno del pasado 9 de octubre la cesión al Ayuntamiento de Melgar de Fernamental del hotel rural y la caseta almacén del hotel de Carrecalzada, que ya habían cerrado hacía meses por ausencia de visitas. 

 

“Este proyecto solo ha generado pérdidas económicas desde que se puso en marcha en 2009”, subraya Rueda, quien sustenta esta afirmación en datos como los de la reducción en más de 6.900 usuarios que ha experimentado el barco desde el año 2010 hasta 2013, pasando de 7.802 visitantes a 864.

 

A pesar de la dificultad que entraña conocer con detalle el gasto total que ha supuesto esta iniciativa para las arcas provinciales, porque “unos los tramitaba la Unidad de Cultura y otros Intervención directamente”, la diputada provincial socialista asegura que es constatable que los ingresos por el uso de la instalación ni siquiera alcanzaban para costear el salario de los trabajadores de la misma.

 

Para el PSOE, las cifras “son más que elocuentes”, ya que la explotación de la embarcación ha generado un coste de 454.836 euros, más los 405.000 euros que costó el barco- sufragados con fondos de la Junta y la Diputación- mientras que los ingresos que ha obtenido de la venta de billetes sumaron 38.874 euros en sus cinco años de servicio.

 

“No entendemos cómo un proyecto que se inició con un Plan de Excelencia Turística del Canal de Castilla en 2005 y con la participación del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo; la Consejería de Cultura y Turismo y las diputaciones de Burgos, Palencia y Valladolid haya cosechado un fracaso tan rotundo”, señala Rueda. En su opinión, la Diputación de Burgos “lo ha dejado morir por su mala gestión”.